El COVID-19 ha sido muy ruin con centennials y millennials, pero sería muy obtuso asegurar que la pandemia es el motivo que ha puesto en riesgo sus expectativas porque éstas ya registraban un deterioro y, entonces, lo que ha ocurrido es que el camino para que muchos estudien y trabajen será más largo y empinado.
Ser joven en México significa tener una diversidad de experiencias y, por ello, no es posible decir que la pandemia ha tenido los mismos efectos para todos. Pero, sí, la condición juvenil se vive bajo condiciones diferentes y desiguales. Hay quienes no han sufrido muchos sobresaltos en su formación escolar, pero otros están viviendo una profunda fase de precarización. “Los jóvenes van trazando su trayectoria de vida con expectativas zigzagueantes, siguiendo caminos inesperados”, dice Jahel López, catedrática del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM. “Hasta en términos de género no es lo mismo”.
¿Qué estrategias seguir para intentar mejorar las circunstancias? La Generación X se ha dedicado a proyectar el futuro que les depara a los jóvenes, pero bien valdría la pena preguntarles a ellas y a ellos de qué forma podemos acompañarlos. Muchos centennials y millennials, sin pedir permiso, han capitalizado sus canales de comunicación para poder salir adelante y también la pandemia les ha permitido reflexionar sobre su entorno y espacio. Las redes sociales les han servido para crear colectivos, grupos virtuales de ayuda, como plataformas de venta.
Los jovenes están conscientes que la desigualdad entre ellos se intensificará, los abruma pensar en el día en el que tendrán que pedir trabajo ante las dificultades para conseguirlo, sufren la presión (y algunos la manipulación) de sus padres que les exigen buenas calificaciones, dudan que la libertad sea un derecho, aseguran que las acciones fallidas de hoy sentarán las bases de un futuro fallido.
“Ubicar a los jóvenes con miras al futuro es no conocerlos”, dice Jahel López, quien propone seguir los principios del desarrollo humano sustentable que pone la mirada en el presente para lograr la mejor calidad de vida y extenderla en el tiempo. “No podemos pensar en la generación que viene, si no pensamos en la generación de ahora. Las instituciones educativas tienen que crear políticas públicas para quienes viven las peores condiciones debido a una pandemia que aún no termina”.
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